Las últimas noticias datan de cuando regresamos a casa de los McNee… Han pasado bastantes días desde entonces y han cambiado unas cuantas cosas en nuestra etapa kiwi.
Llevamos unos cuantos días sin internet de ahí nuestra demora pero pasamos a contaros lo ocurrido.
Estuvimos unos días en casa de los McNee esperando un paquete que debía llegar desde España y algún correo con papeles que marcarán nuestro destino en esta aventura (véase los papeles que nos dan la propiedad del coche, las tarjetas de crédito del KiwiBank y el tan ansiado IRD que nos permite trabajar pagando una cantidad de impuestos bastante más baja que si no lo tienes). Hasta ahí todo perfecto! Se estrenaba la película de El Hobbit en NZ, la vida en casa de los McNee seguía como la habíamos conocido y pasamos unos ratos agradables junto con alguno de sus amigos como Isaac, que trabaja en china de profesor de inglés, que ya habíamos tenido trato con él alguna vez, pero esta vez fue más cercano. Nos invitó a su barbacoa de despedida (puesto que volvía a China) la que se produjo hace uno o dos días y no pudimos asistir puesto que ya no estábamos en Auckland (paciencia y os decimos donde estamos), pero no pasa nada nos invitó a China y es una visita que tenemos pendiente. Isaac es un Kiwi muy Kiwi (como demuestra el tatuaje de un pájaro kiwi que lleva en el brazo, es la silueta del animal, discreto) por otro lado siempre viste con su gorrito de lana que le da un toque muy personal, de padre maorí y madre neozelandesa, aquí es muy fácil distinguir entre las dos razas, los maoríes tienen unos rasgos muy característicos, son más oscuros de piel y no nos vamos a andar ahora con rodeos, están gordotes y se pasan el día comiendo, esta feo generalizar pero es que a hoy no hemos visto ni esa excepción que suele confirmar la regla. Isaac pasaba aquí una temporada y mientras tanto trabajaba con Rory en el centro de llamadas telefónicas por lo que venía todas las tardes a casa de los McNee sobre las 17:30 para irse con Rory a trabajar. Pasaron los días en casa de los McNee y llegaban todas nuestras cartas, excepto el paquete que debía llegar, así que como estábamos a la espera y pasábamos los días en vilo decidimos ponernos en contacto con algunos españoles que estuviesen por la zona a ver que podía decirnos.
Conseguimos quedar con Juan un chico de Toledo profesor de inglés, tiene 28 años y ya se ha recorrido medio mundo, un tipo muy interesante, le encanta viajar y sabe mucho de historia, es recepcionista en un hotel de Auckland y voy a contar una anectodata que nos resulta graciosa. Fue a hacer una entrevista en un primer hotel de lujo, aseado y bien vestido pero resulta que no le cogieron porque no fue a la entrevista con traje! Por lo que en la siguiente entrevista que tuvo en un hotel de la zona de un caché algo menor (pero el mismo o mejor sueldo) decidió alquilarse un traje en una tienda regentada por un amable chino el cual le prometio hacerle un descuento para la próxima vez en caso de que no le cogiesen, nunca hizo falta ese descuento puesto que a la segunda consiguió el puesto de trabajo. Juan siempre acompañado de Mona, su pareja, también profesora de inglés y van tres! Ella es francesa y se conocieron en Australia mientras impartían clase en un colegio, muy graciosa, siempre atenta a los diminutivos que decimos mientras hablamos para reírse de nosotros, de buen rollo, chapurrea un poco de español y es capaz de entender muchas conversaciones, iban a ser nuestros compañeros de viaje durante unos días (los días libres de Juan). Conocimos a otra chica española, Marina, de Valencia, viaja sola estará tres meses por Nueva Zelanda y luego se irá a Australia para volver a España y buscarse la vida, es muy graciosa no para de contar de chistes y reír a menudo, está haciendo un curso de inglés y mientras viaja como puede…
Pues bien, conocimos a este trio una tarde en el puerto de Auckland, fuimos a tomar algo por la zona del puerto que todavía no habíamos visto y tiene mucha mas vida de la que imaginábamos, esa misma noche cenamos en casa de Juan y Mona un pequeño apartamento a modo de colmenas, una urbanización con cientos de apartamentos repleto de nacionalidades distintas y donde casualmente también vive Marina en el mismo piso, esa noche decidimos que pasaríamos juntos la nochebuena ya que no teníamos planes, excepto Marina que iba a ir a Tauranga zona de playa de la que luego hablaremos.
Pasaron uno o dos días y llegó nuestro paquete por fin! Ya se acababa nuestra estancia en Auckland, no nos gustaba mucho al ciudad y teníamos ganas de salir de allí por lo que escribimos a Juan y Mona diciéndoles que emprendíamos la marcha hacia el sur para no ir directos a Alexandra (donde debemos empezar a trabajar el día 3 de Enero), casualmente Juan al día siguiente cogía 4 días libres en el trabajo y Mona todavía no trabajaba, Marina tenía un autobús contratado para ir a Tauranga pero lo canceló y el día 23 por la mañana nos íbamos los 5 en nuestro redBullet (nuestro coche) cargado como los mismísimos gitanos de las mil viviendas. Íbamos a ver la península del Coromandel, una zona abrupta con multitud de playas y montañas escarpadas, con zonas verdes increíbles y que no pudimos disfrutar debido al mal tiempo que hizo acto de presencia en esta zona debido al huracán Evans que venía directo hacia Nueva Zelanda, mucha lluvia, viento y lo peor de todo fue la niebla, por suerte el huracán no llegó. En la península del Coromandel hicimos multitud de paradas, en Thames, seguimos para la ruta y paramos en la ciudad de Coromandel para hacer un picnic, creímos haber encontrado el lugar perfecto pero el viento hizo que el picnic fuese un desastre!
Tras el peor picnic que hayáis visto en la historia nos dirigimos a ver la playa de Long Beach y puesto que el tiempo no acompañaba decidimos seguir subiendo hacia el norte por una carretera imposible de ver debido a la niebla pero que se intuía que estaba asfaltada, pensábamos dar la vuelta por el norte y bajar por la zona este de la península, seguímos hasta Colville donde pudimos la naturaleza en estado puro, yendo el coche vimos como un águila había cazado otro ave y lo estaba disfrutando junto a la carretera, seguimos a Port Jackson casi en la punta vimos un camping y una playa por lo que no dudamos en entrar, ya quedaba para llegar a donde queríamos, habíamos recorrido los últimos 30 km en unas pésimas condiciones y por una carretera que esta vez sí, se veía sin asfaltar, más bien se notaba! Al llegar a Port Jackson nos llevamos una gran decepción, la carretera no continuaba por el norte eran tan solo 3 km lo que nos separaba de la otra costa pero debíamos volver a Coromandel town para coger la otra dirección hasta la costa este. Algo resignados con un montón de kilómetros en el coche y en el cuerpo y con ese tiempo tan nefasto volvimos por el mismo camino, los chistes de Marina amenizaban el viaje. Llegados de nuevo a Coromandel town conocimos una pareja de chicos recién casados que se volvían a casa después de haber disfrutado su luna de miel, viajaban en autocaravana, nos fuimos a tomar una cerveza con ellos y de regreso al coche nos proporcionaron toda la comida que llevaban en la carvana puesto que pensaban tirarla y al día siguiente era nochebuena no podíamos desperdiciar algunos de sus productos como el vino con mil premios que no pensaban beber jajajajajaja.
Seguimos la ruta, se nos hacía tarde y debíamos dirigirnos a Matarangi a buscar un camping puesto que nos venía de camino para continuar la ruta al día siguiente, paramos antes de llegar en Opito, una playa espectacular pero seguía lloviendo sin darnos tregua. Habíamos decidido que alquilar una cabaña con cocina y baño para todos en un camping iba a ser la opción más barata, llegamos a un camping que nos venía como anillo al dedo, barato y con una pedazo cabaña espectacular, con hidromasaje y todo, degustamos la cena con vino premiado incluido, después de todo, ese vino no era para tanto, preferíamos el que venía en bolsa baratero del Pak’n save (supermercado) dentro de una caja de cartón, el vino Country que cumplía con las 3 B, bueno, bonito y barato. Cenamos pasamos la noche y teníamos que poner rumbo a Tauranga directos por la cara este de la Península de Coromandel, el tiempo seguía sin acompañar y teníamos varias visitas establecidas que no pudimos disfrutar entre ellas la Hot Water Beach (playa donde puedes cavar un agujero en la orilla y al llenarse se calienta el agua), fuimos en busca de algunos parques naturales hasta llegar a las cascadas Owharoa, seguimos por la carretera puesto que Juan afirmaba que era de las más bonitas del mundo, siempre con su optimismo a flor de piel, la que se comprende entre Waihi y Paeroa , una carretera que pasa por los terraplenes llenos de vegetación de la garganta del Karangahake y que es uno de los mejores recorridos en coche del país (una vez más, la niebla nos impedía muchas vistas). Llegamos a Paeroa por fin y llegamos a los almacenes de Paeroa, una bebida típica en Nueva Zelanda (como reza su slogan “World famous in New Zealand”, mundialmente famosa en Nueva Zelanda) es parecida al Sprite, algo más dulzona en el primer trago pero no deja esa sensación en la boca de haberse bebido un trago de azúcar. En la fábrica podías encontrar diferentes pasteles, en la zona de restauración, todos hechos con esta bebida.
De Paeroa, habiendo visto después de 2 días el sol, pusimos rumbo a Tauranga. Era nochebuena y Marina había quedado allí con una amigas, eso pensábamos todos puesto que al final resultó ser en Mt Manganui, a unos 7km aproximadamente. Dejamos a Marina en su hostel y fuimos en busca de un lugar donde pasar la noche, puesto que la opción del camping había resultado tan bien el día anterior, pensamos repetir y así fue, tras la búsqueda de camping a la tercera fue la vencida, fuimos al supermercado a comprarnos una buena cena, esta vez éramos cuatro y aunque sin los chistes de Marina también pasamos una buena noche, acabamos jugando al Jungle Speed que nos habían regalado las navidades Lau y Jorge, íbamos a quedar con Marina después de cenar pero la verdad? Acabamos desistiendo! Por cierto… Marina acabó no sabe donde y volviendo a su hostel sin las amigas con las que había cenado pero con otros amig@s nuev@s, se perdió en algún momento de la noche!
El día siguiente teníamos que hacer el check-out del camping a las 10am, era el día de Navidad, la noche anterior nos habíamos acostado tarde y pensamos dejar la cabina un poco mas tarde usando como excusa que era Navidad y esas cosas… Pues bien a las 09:55 se presentó el amable propietario del camping echándonos puesto que era la hora y debía cerrar el camping para irse a celebrar la comida de Navidad, evidentemente no éramos los únicos, pero recogimos corriendo y nos fuimos a desayunar a una mesa de las zonas comunes pero solo teníamos 20 minutos que nos daba el hombre, una vez acabamos y salimos del camping pensamos que era buena idea lavarse los dientes antes de partir, pero ya habíamos salido del camping y el hombre estúpido no nos dejaba entrar a lavarnos los dientes!!!! Así que nos los lavamos en la entrada de su camping ensuciando todo a modo de protesta…
Salimos de Mt Manganui, con idea de visitar Rotorua, una ciudad con olor a huevo podrido, su atracción principal es un geiser, es una zona volcánica que emana olor a azufre por todos lados, visitamos su museo que es diferente al resto de edificios que puedes encontrar en nueva Zelanda y queríamos visitar su geiser pero se nos quitaron las ganas al enterarnos del precio de la entrada, 50$ cada uno por ver un geiser? Venga hombre! Seguimos buscando la manera de verlo puesto que es enorme y no podía estar tapado por todas partes, llegamos a un poblado maorí desde donde podías ver el geiser, aunque sea de una zona mas lejana y resultó que como era navidad había una abuela en la entrada del pueblo que no dejaba pasar a nadie (en este poblado también que pagar, claro!, pero eran 28$ cada uno). Nos fuimos sin ver el geiser de cerca y la segunda opción de como pasar el día era una zona de piscinas naturales, acababa de salir el sol y si estaba abierto iba a ser la mejor opción sin duda. Llegamos a las piscinas y estaban abiertas el día de Navidad! Estábamos de enhorabuena y disfrutando junto a unos cuantos chinos mas (ellos no celebran la navidad) del agua humeante de las piscinas, desde 38º hasta 42º podías elegir la piscina que más te gustase! De vuelta hicimos una parada en el McDonalds puesto que no teníamos comida y estaba todo cerrado, descubrimos que tenían wi-fi gratuito y sería una opción para el futuro (no va muy allá, pero un cono helado vale 60 cents y puedes estar conectado a lo básico todo el tiempo que quieras) . Una vez mas era tarde y debíamos buscar un camping para alquilar una cabaña en la que pasar la noche, esta vez encontramos uno en la guía que ponía que era épico, nos dirigimos hacia allí y pronto lo encontramos, no sabemos si era épico o no pero tenía piscinas de agua caliente, era el mas barato hasta el momento y era suficiente para nosotros, llegamos a la habitación y pronto caímos rendidos, al día siguiente tocaba ir a la sin duda turistada del viaje, hobbiton! La comarca de la película de El Señor de los Anillos situada en Matamata.
Nos levantamos pronto y nos dirigimos a Matamata con la intención de visitar Hobbiton, llegamos a la ciudad y pronto descubres que estás en el sitio, la caseta de información del pueblo está hecha como si fuese de El señor de los anillos, con una estructura de cartón piedra afuera que le daba un aspecto muy de la comarca. Sacamos las entradas por 75$ cada uno y Juan y Mona a parte sacaron su billete de bus de vuelta a Auckland, paramos a hacer una comida rápida, a todo esto no hemos dicho que Mona es vegetariana y no tiene las mismas facilidades que nosotros para elegir donde comer aunque aquí hasta los restaurantes de comida rápida suelen tener un menú para vegetarianos. Cogimos el coche y seguimos las indicaciones de la caseta de información (i-Site) y llegamos hasta donde se supone que eran las montañas donde se rodó la película, a unos 15-20km de Matamata y una vez allí Juan se dirigió amablemente a preguntarle a una chica que trabajaba allí y resultó ser la mas idiota del lugar, aprovechamos desde aquí por si nos lee alguien con influencia en Hobbiton para decirle que tiene una amable subnormal de entre 25-30 años entradita en carnes trabajando en la tienda de souvenirs! Bueno, cogimos un bus que había en la entrada de dicha tienda que nos llevó hasta Hobbiton, junto con 25 personas más, en lo que era una visita guiada… Y nosotros sin saberlo! La verdad es que aún con la tonta de la tienda lo pasamos muy bien, es una visita muy amena, te dan todo el tiempo que necesites para hacer fotos y disfrutar del lugar. En aproximadamente una hora y media donde te cuentan un montón de anécdotas de la película, además pudimos ver una zona que se acabó hace 3 semanas y saldrá en la tercera película del Hobbit, chuparos esa frikis! Por cierto, en dicha zona hay una taberna en la que al finalizar la visita te dan un refrigerio sin coste alguno (más bien incluido en el precio de la entrada que al cambio son casi 50€).
Pues bien… Finalizada la frikada del viaje volvimos a Matamata a dejar a Mona y a Juan en la parada del bus que les llevaba de vuelta a Auckland, y nosotros continuamos nuestra marcha hacia el sur… Sin saber que esa tarde empezaba un estilo de vida totalmente diferente al que llevábamos hasta ahora!!
Íbamos la carva y yo de camino a nuestra siguiente parada (Taupo), cuando de repente atravesamos por una zona comercial… Y claro, como no nos gusta un Warehouse… Ahí que pegamos volantazo y echamos el freno. Cuál fue nuestra sorpresa al ver que la mayoría de los productos que vendían estaban rebajados… Así que ésta vez no la dejamos escapar, por fin nos compramos la tienda de campaña!! Bueno, la tienda y lo que no es la tienda:
– la tienda de campaña para 3 personas (ya puestos…),
– un cazo,
– una sartén,
– una paleta,
– una tabla para cortar,
– un hornillo,
– su correspondiente bombona de gas,
– un colchón hinchable,
– un hinchador,
– y ATENCIÓN… Una paella!! J
Con los apechusques cargados en el coche (por supuesto íbamos ya hasta arriba, como los gitanillos…) decidimos hacer nuestra primera acampada del viaje… Aquí en New Zealand son tan majos que te habilitan zonas para que acampes gratis, te ponen unos baños y unas explanadas de césped… Y ale! Apáñate!! Con nuestros más y nuestros menos montamos el chiringuito y dormimos a la intemperie de lo más a gusto, oye.
A la mañana siguiente recogimos el chiringuito (que nos llevó casi más tiempo que montarlo), nos hicimos un checo (todo sea decirlo, te ponen baños pero no duchas) y nos fuimos a las Huka Falls. Las cascadas Huka son un salto de 10 metros que hace el río Waikato (el más largo de Nueva Zelanda) para desembocar en un laguna, y el color azul del río es muuuuuy guay. Hicimos un amago de trekking por el borde del río pero nos cansamos a la media hora… Así que decidimos dar media vuelta. La verdad es que el paisaje tampoco estaba siendo sensacional.
Nos fuimos al centro de Taupo de tiendas y completamos nuestra compra del día anterior con otras cosas que habíamos echado de menos la noche anterior:
– Dos sillas de director de cine,
– una mantita impermeable por debajo para hacer picnics,
– un cuchillo que cortase,
– y dos tazas de desayuno.
Con todo esto ya no había camping que se nos resistiese! Con la euforia en el cuerpo nos encontramos un McDonalds con forma de avión, nos pedimos un par de conos (60 céntimos each), dimos una vuelta por el lago y la playa de agua caliente y pusimos rumbo al Parque Nacional del Tongariro. No sin antes contaros nuestra primera experiencia de hitchhicking (autostop)!
Rory McNee nos había dado algunos consejos sobre esta costumbre en Nueva Zelanda, y decidimos ponerla en práctica cuando vimos a un joven rubio con ojos azules y el dedo levantado parado en la carretera. Le preguntamos que hacia donde iba, e iba al mismo pueblo que nosotros, así que le despejamos una plaza del asiento trasero. Una vez aposentado le preguntamos que de donde era, nos dijo que era americano… Y podemos decir que ahí acabó la conversación. El tío apoyó la cabeza en la mochila, se puso a dormir, a los 40 minutos le dijimos que habíamos llegado, nos dijo que gracias, y cuando nos quisimos dar cuenta ya estaba en la otra esquina de la plaza! Así que desapareció, no sin antes dejarnos un tufillo a pies (según Borja) o a húmedo (según Natalia). Nuestra primera aventura de hitchhicking fue un fiasco, esa es la verdad.
Llegamos al camping de Turangi y le estuvimos dando conversación a la mujer de recepción que tenía muchas ganas de hablar, le compramos una tarjeta de descuento en campings (puesto que va a ser nuestra nueva forma de vida), y nos fuimos a montar nuestro nido. Nuestro vecino era un chico israelí (de madre americana y padre alemán, que vivían en Alemania) que también tenía ganas de hablar, nos cargó el iphone en su caravana y nos amenizó la tarde/noche con música a todo trapo. Fuimos a cocinarnos unos mussels frescos (mejillones) que nos habíamos comprado en el supermercado que nos supieron a gloria, nos dimos una ducha y a dormir.
A la mañana siguiente madrugamos para irnos a las Thermal Pools a darnos un chapuzón de agua caliente al aire libre, y luego aprovechamos para dar un paseo por los alrededores, en los que había piscinas de barro (unos eruptitos de chocolate muy graciosos que salían del suelo) y unas fuentes termales.
Acabado el baño matutino y el paseo posterior nos dirigimos a Wakapapa village donde se encuentra la Tongariro Alpine Crossing un treking de un día entero del que hicimos solo una parte, estuvimos caminando alrededor de dos horas por un bosque increíble, lleno de vegetación, muy húmedo, donde podías sentirte como en la selva con una pequeña senda de piedra y barro que marcaba nuestro camino. Como dato de interés diremos que el Tongariro es un parque natural formado por tres volcanes activos (de hecho hace un mes y medio se vio algo por España de que había un volcán en Nueva Zelanda que estaba tirando cenizas… pues este) uno de ellos recibe el nombre de Tongariro igual si decimos esto no os suena de nada y no os importa, pero… Y si decimos que estuvimos en MORDOR? Pues si! Estuvimos en MORDOR haciendo el treking! (para los menos frikis es un monte de El señor de los anillos) y el volcán que se encuentra al lado, el mas joven de los tres, que no pisamos pero si vimos es El Monte del Destino (también de El señor de los anillos). Nos habíamos quedado en la ruta de 2 horitas que por su puesto tenía un fin, ver unas cascadas de 20 metros de longitud, las cascadas Taranaki que no son tan espectaculares como las Huka falls pero si mas grandes y el camino hasta llegar a ellas es espectacular.
Acabado el treking nos pusimos manos a la obra, directos hacia Wellington que todavía quedaba una última parada, esta se iba a producir Wanganui, llegamos a nuestro nuevo Holiday Park (camping) y esta vez no era tan de nuestro agrado como otras veces puesto que nos habían delimitado la zona junto a un grupo de alemanes que estaban de viaje, eso si mayoría en número de lejos. La zona estaba bien y estaba junto a la playa, una playa de arena negra con una peculiaridad que hemos visto mas adelante que no es tan poco común como pensábamos, están llenas de troncos y maderas, todavía no sabemos de donde salen pero en cuanto lo sepamos os lo comentamos, el caso es que las playas del sur están llenas de troncos y maderas erosionadas por el mar. Ya era tarde y al llegar a la playa decidimos tomar unas fotos puesto que el cielo amenazaba con tormenta y la instantánea era muy chula, tan chula que nos pilló la tormenta con el bañador, la toalla, la cámara y la cervecita fresca en la mano (no creáis que lo de la cerveza es una costumbre aquí, están carísimas así que en caso de comprar, compramos la mas baratita y no mas de una o dos…) dimos media vuelta y corrimos hacia el camping, nos tuvimos que meter en la tienda y esperar a que amainase la tormenta para ir a cenar, como siempre somos los últimos en cenar una vez más.
El check-out era a las 10am como de costumbre también en este país, no respetan! Que más les dará ponerlo a las 11 o 11:30? Bueno pues cumplimos con los horarios establecidos, madrugamos, nos duchamos y a las 10:15 estábamos saliendo por la puerta con el RedBullet, había poco que ver en Wanganui, es una pequeña ciudad con 2 o 3 parques destacables pero poco más, bueno cabe resaltar si acaso la cantidad de conflictos que ha habido y siguen habiendo entre tribus de la zona por las tierras, pero no nos hemos visto envueltos en ningún conflicto quizás sea por la ausencia sentida de Juan, que tenía ese pequeño imán del desprecio ajeno J…
De Wanganui nos dirigimos hacia Wellington pero a última hora cambiamos de idea, leímos en la guía que podía ser buena idea parar en Paekakariki, una zona de verano, de playa, donde se dirige la gente Wellington, está a tan solo 40 kms de la capital, en esta zona puedes encontrar el Queen Elisabeth Park, un laberíntico parque de dunas de 650 ha, tras el que se esconde una inmensa playa, el tiempo seguía sin acompañar mucho pero se empezaba a ver el sol, así que paseamos por la playa nada más comer, pero pronto regresamos a nuestra nueva zona de acampada, era un camping enorme, lleno de gente, de niños, con mil atracciones para ellos, con todo tipo de tiendas y caravanas, nuestra parcela era bastante amplia y aunque nuestra tienda no sea lo que se dice precisamente grande si nos ponemos a sacar trastos del RedBullet somos capaces de llenar un estadio si hace falta. Tras acampar en condiciones tocaba estrenar la lavadora en un camping que ya había bastante acumulado y a falta de detergente buenos son los geles, una cosa hay que decir, en Pahia lavábamos la ropa a con detergente y podemos jurar que el NB de Palmolive es mucho mas resultadista, sin duda una elección acertada. Por la noche nos apetecía cenar algo diferente ya que nuestra dieta se basa en pasta y ensaladas, con suerte algún día comemos arroz, no es por gusto pero es que los condimentos con que acompañar las comidas no es que sea precisamente fáciles encontrarlos sin que estos lleven ya un cúmulo de especias, el caso es que en todos los campings hay barbacoas y no decidimos a comprar unos buenos entrecotes (quien dice buenos, dice de esos rebajados a punto de caducar) y nos los hicimos junto con las patatas y ajos tiernos (no es un plato barato la patata frita, el aceite está a precio de oro) y como todas las noches…volvíamos a ser los últimos, mientras empezamos nosotros a cocinar van llegando el resto a fregar los utensilios de la cena.
Nos fuimos a la tienda ajenos al ruido de los centenares de niños que disfrutaban como enanos jugando al pilla pilla, corriendo con las bicis y las linternas y escondiéndose ni ellos sabía de quien.
Por la mañana por fin habían tenido compasión con nosotros, esta vez el chek-out iba a ser a las 11am, por fin! No era tan difícil. De todas formas hemos madrugado y como siempre hemos recogido todos los bártulos y hemos ido a desayunar, las neveras del camping estaban a rebosar así que el día anterior tuvimos que ingeniárnoslas para dejar la comida en la nevera, pero como agradecimiento esta mañana alguien nos ha invitado a leche para desayunar, se nos había pasado comprar el día anterior así que hemos tenido que rellenar nuestros nuevos tazones con leche de personas ajenas a nuestras vidas, eso si! Con toda la naturalidad del mundo como si fuese nuestra… Hablando de naturalidad! También hemos sacado a pasear esa simpatía que nos caracteriza, innata en nosotros y que tanto nos aporta y de manera tan natural, como quien no quiere la cosa vamos dando los buenos días a todo el que vemos por ahí con ese acento inglés tan depurado, el caso es que esta vez hemos topado con una pareja de unos 40 y algo que han resultado contestar (como casi todos) pero se ve que han notado algo raro en nuestro acento y nos han preguntado que de donde éramos? Si americanos o españoles? Se habrán confundido con nuestro acento de la cosa oeste de EEUU, pues resulta que les hemos dicho que españoles para su sorpresa y hemos estado charrando con ellos, la mujer debe competir en mundiales de atletismo o cosas así por lo que hemos deducido y ha estado en diferentes zonas de España, entre ellas Bilbao y Barcelona, y nos han estado sobre nuestros planes de viaje y tal, les hemos dicho que partíamos ese mismo día hacia Wellington y que estaríamos en Nueva Zelanda durante un año pero que debíamos ir a la isla sur en 2 o 3 días ya que íbamos a trabajar allí. Pues bien, muy amablemente y sin pedirles nada, nos han ofrecido su casa para dormir cuando volvamos de la isla sur, nos han dado su tarjeta con su dirección, e-mail y teléfono para cuando volviésemos a Wellington que nos quedásemos en su casa, sorpresas agradables de este país.
El caso es que por fin hemos llegado a Wellington, la ciudad del viento, sin duda mucho mas ciudad que Auckland, mucho más moderna y agradable, no es un compendio de nacionalidades que van a buscarse la vida, es una ciudad mucho más normal, agradable y exceptuando el viento constante, el resto es una ciudad encantadora, desde su puerto hasta sus vistas panorámicas desde el Monte Victoria (dónde por cierto ya hemos estado), hasta su funicular que te lleva hasta el jardín botánico, su centro cívico, su calle céntrica de compras con sus aceras adoquinadas y sus edificios un tanto diferentes a las estructuras de madera sobre las que se sustentan el resto de ciudades del país. Recomendable 100%, si tuviésemos que vivir en alguna ciudad de la isla norte, sin duda sería esta.
Tras la visita y el encanto de Wellington hemos ido en busca de nuestra zona de acampada de esta noche, está a 8 km de Welli y la verdad? Nos hemos equivocado y era solo para carvanas pero el resto estaban muy lejos y el propietario que es de lo más majo nos ha ofrecido acampar en una amplia zona de césped, donde nos encontramos.
Mañana día 31 de diciembre, intentaremos subir esto como sea, con o sin fotos, y pasaremos la nochevieja en Wellington como unos kiwis mas, os iremos informando!
Saludos! Recuerdos! Os queremos y FELIZ AÑO 2013!!!!!!
Por cierto que hoy hemos ido a la Weta cave donde la gente que disfruta con las miniaturas y el cine de ficción iba a flipar, Ariza entre ellos (no sabemos lo que nos acordamos de ti) y ahora estamos en el puerto metidos en el coche para no pagar la hora y disfrutar del wi-fi… jajajaja Por fin un día de verano como toca en Nueva Zelanda con su solazo!